¿Crees que podrías cambiar tu mirada?

¿Crees que podrías cambiar tu mirada?

Nos adentramos en un nuevo año de incertidumbre y nuestra mirada sobre lo que ocurre es clave para nuestros estados de ánimo. Podemos estar al acecho y observar nuestros pensamientos, o podemos dejarnos caer en la victimización. Todo está en nosotros. Y la esperanza también.

Vamos a ver cómo nos planteamos este año… ¿Vamos a retomar algún antiguo reto no conseguido aún ? ¿Vamos a identificar nuevos logros, nuevas metas?. Parece que será un año lleno de incertidumbre y nuestros pensamientos y nuestra mirada hará que lo veamos como una nueva aventura, o todo lo contrario: podemos llegar a sentirnos víctimas de un entorno. Entonces, hay que salir de ahí. ¿Cómo? Otra vez todo está en nosotros ;). 

Podría también evaluar mis hábitos y si éstos me están ayudando a conseguir mis metas.
¿Qué hábitos saludables y no tan saludables, tengo? ¿Me narcotizo con distintas cosas, pelis, series y lo veo? Hay que ser humilde y no autoengañarse. Eso es principal. ¿Qué herramientas tengo para mejorar esos hábitos? ¿Podrías actualizarlas?.

¿Me siento atrapado en mis pensamientos y emociones? ¿Cómo salgo de ahí?. ¿Cómo puedo meditar y calmar esa ansiedad que no me deja vivir con el corazón sosegado? ¿Por qué siempre voy con prisas?. ¿Por qué cuando llego a casa no sé desconectar de mi trabajo?. No tengo claro lo que quiero… y menos cómo alcanzarlo.

Pero tengo claro que quiero vivir con autenticidad, mejorar mis relaciones y liberarme de esos bloqueos que no me dejan avanzar.

Aterrizar y aprender a vernos en el silencio de la meditación, donde el silencio habla, donde no tienes que dar cuentas a nadie, sino a ti mismo, y todo viene un poco más claro, conciso y sin rodeos. Ahí te ves. Es un estupendo ejercicio que desde el Método Inspira no dejamos de recomendarnos.
Y si no encuentras el momento, ven a clase, tienes dos días con dos horarios. Lunes a las 19h y jueves a las 10,30h. Las clases nos ayudan a incrementar nuestra propia disciplina. Esa que yo misma me propongo, que debería ser pequeñita, que no me cueste y que la pueda cumplir. Dice el sabio Xuyun: » (…) la disciplina da origen a la inmutabilidad y la inmutabilidad da origen a la sabiduría. No hay tal cosa como el autocultivo sin el cumplimiento de las reglas de la disciplina». Sabiduría Chan. Las raíces chinas del zen.

Me puedo preguntar también: ¿por qué siento este vacío interior, como un cierto desasosiego… me decía esta semana una alumna « Y lo tengo todo! -reclamaba… una familia estupenda, un buen marido, unos hijos magníficos, un buen trabajo, vivo en una bonita casa, etc., pero… ese vacío está ahí, ya desde hace tiempo… Y eso es lo que me ha movido a venir a tus clases». ¿Por qué nos pasa esto?. Otra gran pregunta que podemos hacernos este año y que en el silencio, y remarco, solo en silencio de la meditación, donde no hay mente, saldré adelante con una respuesta o un sentimiento pleno.

Hablemos de la gratitud: esa sensación de vacío interior me lleva a mirar en mi interior, me lleva a entender, comprender y contactar con mi verdadera identidad.Y me he de sentir agradecida por ello. Porque es a raíz de ese vacío interno que mi anhelo por la verdad, por el conocimiento de mi verdadera naturaleza irá haciendo el camino.

¿Qué es lo que realmente me frena para vivir con gratitud? Otra pregunta para hacerme y todo sigue estando en mí.

«Expandir la consciencia y profundizar en ella» nos animaba nuestro maestro HH. Swami Rameshwarananda en el CampusPHI estos primeros días del año. Meditando y tomando distancia expandiremos la consciencia, es como si alejaramos el cojín que tenemos frente a los ojos. Veremos con más perspectiva y eso nos llevará a ver y vernos mejor, con más claridad y profundidad. Con más consciencia. Y ¿qué es la Consciencia? La consciencia es DARSE CUENTA.

Prem Rawat afirma: » Mente clara, corazón agradecido y paz en tu ser». Os lo deseo de todo corazón para este nuevo año en que nos adentramos.

Vainilla, canela y avellana.

En Veracruz, entre los ríos Tecolutla y Cazones, está Papantla. En las guías turísticas te recomiendan que, si viajas a este lugar mágico, visites su catedral. Te será sencillo encontrarla ya que su torre de 30 metros de altura destaca entre el resto de las edificaciones. Quizás esta es la primera vez que escuches hablar de este destino. Incluso puede ser que no sepas que, en agosto de 2009, los papantecos perdieron su condición de habitar en un espacio mágico. Un título que recuperaron oficialmente un martes de junio de 2012. Detalles de todo irrelevantes si te explico  que Papantla es conocida por ser “la ciudad que perfuma el mundo”. 

Una mezcla irreproducible de humedad, altura y temperatura, junto con unos inviernos extremos consecuencia de los fríos vientos del norte hacen que en Papantla crezca la mejor vainilla del mundo. Lo hace en forma de vaina casi idéntica a la de las habas y que, como dictan las costumbres de los totonacas, se pizca y seca al sol, desde hace ya milenios. El resultado si lo conoces. Un aroma con tal capacidad para embriagar que podríamos definirlo como poesía en estado puro. Algo que no es de extrañar ya que, al igual que sucede con los poemas, la estructura molecular de la orquídea doradaen la que florece la vainilla, es tan compleja que los científicos no han sido capaces de determinar sus componentes.

Por eso, cuando la otra noche me pediste que te explicara lo que sentía al aproximar a mi narizla copa de vino que te había pedido, yo te miré fijamente a los ojos y no te dije nada. Luego me sonreí y te devolví la copa. En cuanto te la acercaste a los labios te dije: «a vainilla, sabe a vainilla». Ese vino joven del Bierzo que tanto nos gustó sabía a vainilla. Por eso no es de extrañar que esa noche fuera mágica. Son esas cosas que suceden en los momentos en los que cerramos los ojos y nos recordamos que tan solo tiene sentido vivir el hoy y el ahora.

Cuando dejaste la copa en la mesa completé la cata. “También sabe a madera, a melocotón y a tabaco” quise explicarte. Pero tú ya estabas en otra cosa. Quiero pensar que lo que sucedió no es que cuestionaras mis habilidades como sommelier, sino que la magia del instante te transportó a otro aroma. En este caso al de la canela. Quizás recordaste que, cuando preparo el café de los domingos, en los granos molidos espolvoreo una pizca de canela. Podrías pensar que lo hago con una intencionalidad bien clara. Dada la fama de afrodisíaca de esta especie, podrías pensar que lo hago tan solo para seducirte. Nada más lejos de la realidad. Es un gesto de gratitud. Es lo que hago cuando quiero dar las gracias a la vida por darme la oportunidad de compartir el momento.

Si bien es cierto que el embriagador aroma de la vainilla nos recuerda la importancia de vivir el momento y la delicada plenitud de la canela la emoción de compartir, en esta cata de la vida, aún nos faltaría un tercer elemento. En este caso, de todas las opciones posibles he elegido el de la avellana. La razón es bien sencilla. Mientras la otra noche vaciabas tu copa de vino con aroma a vainilla y llenabas mi mirada con esencia de canela, me contabas la felicidad tan inmensa que sientes cuando paseas por el camino de los avellanos. No tengo ni la más remota idea de por donde quedará ese camino. Lo que sí sé es que, cuando estás en él te sientes libre.

Con o sin vino, brindemos por eso. Por un instante, olvida el sabor oxidado del miedo. Quédate con el aroma de vivir el momentocon plenitud y compartirlo con los que están a tu  lado. Y, cuando todo lo que respires te lleve a esa embriagadora mezcla, ponle una pizca de libertad. Entonces respira. Respira lenta y profundamente. Deja que todo tu ser se invada del aroma de la vainilla, la canela y la avellana.


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