Girar la mirada hacia el interior.

Y qué entiendo por girar la mirada hacia el interior?.  Para empezar hacerse responsable de lo que digo y hago. Verme, o morir en el intento de verme ;-). Para mi es tomar consciencia de mis actos y mi comunicación, con lo de fuera, y sobre todo, hacia adentro.  Y tiene mucho que ver con la práctica de la atención. Con estar presente, con observar con otros ojos.
Para llevar la mirada hacia adentro preciso estar atenta. Poner atención. La elección en lo que pongo la atención me define. Me condiciona completamente. Es decir, una misma escena la puedo vivir de forma totalmente diferente según ponga mi foco de atención, mi foco de luz, en un lado o en el opuesto, o bien no lo ponga y lo deje pasar.
.-Qué luz? Y ahora hablamos de la luz?
.- Sí. La luzcon la que enfocamos es todo. Y es la cantidad de luz que dejemos pasar, porque eso depende de cada uno de nosotros. La luz aparece cuando me aparto, si no pongo obstáculos –y estoy hablando del ego- dejaré pasar la luz, y eso determinará como veo las cosas o como no las veo…
Pero volvamos al ejemplo de antes… Una misma situación puede ser vivida como un problema o como un reto. Y aplicándolo a la mirada interior, a cómo nos vemos a nosotros mismos, resulta evidente que, por ejemplo, nuestra propia valoración y autoestima puede variar ampliamente según pongamos el foco de atención en nuestras limitaciones y errores o en nuestras capacidades y aciertos.
…Y uno de los grandes retos de nuestra vida es saber a qué dedicarle la atención. Giro la mirada hacia el interior, miro y observo.
No hay vuelta atrás. Meditando, vuelvo a casa.  
Para volver a casa clika el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=dzn0SXFc_u0

Vivir el momento presente como un instante feliz.

El Swami, en sus retiros de meditación consigue mantener nuestra atención a lo largo de todo el día con frases como la siguiente: Una persona inteligente es aquella que vive cada momento de su vida como un instante feliz *1
Interesante verdad? Difícil también. Es complejo llevarlo a la práctica puesto que intervienen varios factores. Precisa, de entrada, vivir en el momento presente… algo nada viable si dejamos que las inercias de nuestro pensamiento se nos lleven al futuro y también al pasado. Y de esto quería hablar. Del ahora, del ahora mismo que está a punto de pasar. De este momento presente que está a punto de convertirse en remoto. Ya ha pasado y acaba de desfilar!. De la dificultad de vivir cada instante presente y además como un momento feliz.
Y lo que sucede es que nuestros modelos mentales están programados de esa manera. Para el ego, el momento presente apenas existe. Sólo le da importancia al pasado y al futuro ya que gracias a ellos se refuerza él mismo. Puesto que el pasado ahí está y condiciona el presente. Y ¿quién seria yo sin él?.
Y el futuro, qué pasa con el futuro? nos proyectamos continuamente en él, seré feliz cuando tenga un trabajo mejor, una casa más grande, un coche más potente… entra a formar parte de nuestra realidad más inmediata, cotidiana. Y nuestro modelo mental sigue funcionando erróneamente, cuando haya ocurrido esto o lo otro, estaré  en paz.
El momento presente contiene la clave de liberarnos de estos automatismos y para ello la meditación www.meditacionenbarcelona.es es la mejor herramienta. Nos ayuda a valorar este precioso momento. Y en la medida en que hay atención, hay esmero de vivir la presencia. Pero no podré encontrar ese espacio mientras existe el diálogo involuntario al que llamo ruido. La meditación deja pasar ese ruido y consigue un equilibrio delicado entre relajamiento y atención.
*1 Swami Rameshwarananda Giri Maharaj (SRG) monje contemplativo de la Ramakrishna Mission

¿Serías capaz de comer uvas durante 20 días?

La respuesta es obvia. No, claro que no.. Lo que sucederá es que comerás uva durante toda la temporada, no sólo durante 20 días. Nada de alternar con cereales, carne , pescado o un hubo frito. Sólo uva. Es lo que hace mi amiga Yolanda. Lleva casi 20 días comiendo solo uva. Sí, solamente uva. Es la dieta de desintoxicación de su organismo, que equivale a hacer un reset a tu cuerpo.
En mi caso, como creo que no sería capaz, lo que hago es comer los alimentos que mejor me sientan, que no me produzcan  hinchazón, que me regulan el tránsito intestinal, y busco un cierto equilibrio entre proteína/hidratos/verduras y frutas. Y eso sí, tomo la fruta separada de las comidas para una absorción rápida y completa sin que llegue a fermentar y se pierdan las vitaminas por el camino. Y cero lácteos! Ya los comí de pequeña. Ahora leche de arroz, de avena… yogures de soja.
Siempre me han interesado estos temas, incluso me regalé “Nutrición y bromatología”, que reside en los estantes de mi librería por ser demasiado especializado. Me cuestiono, qué tipos de dieta son los más adecuados. Disociar los alimentos?, alimentación energética, vegetariana, mejor la macrobiótica?  http://www.lavanguardia.com/salud/20120228/54261290872/montse-bradford-lo-que-pensamos-genera-emociones-pero-tambien-lo-que-comemos.html, yo me inclinaría  por una alimentación que integre un poco de todo y sienta que me cuido y es buena para mí. Cereales, proteína y verde, dicen unas, y cuanta más proteína mejor, mas deshinchada estás, comentan otras.  El pescado azul -omega 6- es otro tema de conversación, pero que no sea de piscifactoría… que nade en mar abierto  para que contenga poca grasa y esté bien alimentado!.
Uff! Que lata tanta proteína, pienso yo! Y así andamos, de un lado a otro y de unas recomendaciones a otras. Unas afines y otras contradictorias.
Lo interesante de estas desintoxicaciones profundas de hígado y riñón, es que son parecidas a una meditación. Limpias y barres lo antiguo, lo que colocaste allí, en tus órganos año tras año y ya no lo usas, o sí. Pero si no sirve lo dejas ir. Lo sueltas.
La meditación, es también como una limpieza general de la mente, una especie de purificación. Descansa y relaja nuestra mente desarrollando nuestro poder de concentración y de consciencia, y nos ayuda a afrontar los retos de cada día de forma más eficaz y eficiente. Y así, día tras día, la serenidad de una mente limpia va surgiendo y,  con la ayuda de un ayuno, la claridad es todavía mayor.
Como te contaba, yo no lo he hecho con uva, pero sí con Savia de Arce. Y la experiencia me gustó.
A vueltas con lo de la uva, este fin de semana pasado, 1 de noviembre, en el estupendo suplemento –ES de La Vanguardia, salía un artículo de J.Jarque hablando sobre la uva que titulaba “Salud en un racimo de uva”. El artículo no está colgado, pero os paso el link del suplemento http://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/index.html
Nos dice que la mejor uva fresca de temporada la encontramos ahora, tanto en otoño como en los primeros meses de invierno. Y que su sabor depende, no sólo de su variedad, sino del tipo de suelo en el que se haya cultivado.
También nos habla de sus beneficios, como aporte de vitaminas B6, C y potasio y un antioxidante muy poderoso, el proantocianidina, que tiene 20 veces mas poder antioxidante que la vitamina D y 50 veces mas que la vitamina C.

El suspiro de una ballena.

No sé si a ti te pasa lo que a mi. Cuando leo un periódico en papel que, es algo que antes hacía de manera habitual y ahora hago en muy contadas ocasiones, suelo tropezarme con noticias extraordinarias. Hasta el punto que si no fuera porque las veo escritas pensaría que son tan solo un invento. Suelen ser piezas cortas y situadas como a desmano que cuentan cosas deliciosas. Ahora mismo acabo de leer una de ellas. El titular y la foto son bastante sosainas. Por el contrario, lo que explica es fascinante. Si te gusta viajar en tren y uno de tus sueños es amueblar el salón de tu casa con cuatro butacas de un vagón, ve sacando la tarjeta de crédito. Por 200 euros las butacas son tuyas. Tan solo tienes que ir a eBay pujar por ellas. Es más, si tienes 42.860 euros te puedes comprar un tren. En concreto, un vagón de la serie 111. Los entendidos te dirán que vale la pena comprar el convoy entero. Empezando por la locomotora que se cotiza a 15.080 euros y los vagones de pasajeros que están a 12.405 euros. La subasta la organizan los de la Generalitat y confían en que será todo un éxito. El factor clave del tema está en el sentimentalismo que al parecer acompaña a los amantes de los asuntos ferroviarios. Ver ejemplar haciendo un clik: http://historiastren.blogspot.com.es
Lo cierto es que no es mi caso. Viajar en tren me produce un inmenso desasosiego. Creo que es porque no forma parte de mis recuerdos de infancia. Justo lo contrario que me sucede cuando voy en avión. Otro asunto sería lo de viajar por mar. Eso si que me pone sentimental L. De hecho, cualquier que haya sentido añoranza del profundo sentimiento de libertad que supone llegar a tierra con los labios agrietados por las salpicaduras de las olas que cruzan la cubierta al realizar una maniobra, sabe de lo que hablo J. Otra cuestión es que los viajeros de tierra entiendan lo que se siente. Reconozco que existe algo de locura en eso de pretender ir de un sitio a otro metido en un artefacto que flota a merced a la voluntad de los vientos. Si lo piensas, es una aventura disparatada. Hasta que te sucede lo siguiente.
Cuando sales a navegar, puede sucederte como cuando lees la prensa escrita. Todo tu ser, todo lo que sientes, puede quedar eclipsado cuando por ejemplo, al levantar la mirada descubres un bulto gris flotando en el horizonte. Un bulto que, de repente, cobra vida. Un bulto inmenso que se desplaza con una lentitud asombrosa. Tanto que piensas que no es nada. Que es tan solo la sombra de una ola. Hasta que, cuando menos te lo esperas, detectas un sonido familiar que procede de ese bulto. Es un suspiro. Entonces, descubres con asombro que ese bulto gris es una ballena. Lo que sucede a partir de ahí es bien sencillo. El sonido de ese suspiro te acompañará allá por donde vayas. https://www.youtube.com/watch?v=SCrgGPQJ-hc

A partir de ahí vivirás atrapado en la felicidad instantánea de navegar por los océanos y los mares. Los de agua y los de tierra. Porque, con o sin océanos de por medio, todos podemos intentar lo que vamos a llamar un imposible. En todos nosotros existe ese descubrimiento: vivir el momento. Ya sea al leer el periódico, o al embarcar rumbo a  nuevas aventuras. Todos sabemos que, cuando menos nos lo esperamos y de la manera mas insospechada, algún día embarcaremos rumbo a la aventura. Una vez allí tan solo es cuestión de tiempo el que todo cobre sentido. Lo sabrás porque escucharás algo parecido al «suspiro de una ballena». Es la magia que tiene respirar largo y profundo, te serena y te centra. Se produce un silencio completo, vacío, que hace que todo el exterior pierda razón de ser, porque tu estás ahí, conectado y viviendo ese silencio. Esa armonía. Entonces todo cobra sentido.


Resulta que sí, que el hábito sí hace al monje

Antes de empezar a leer este post, le puedes dar al siguiente link, y mientras leas, una suave música de un gong te acompañará: https://www.youtube.com/watch?v=QG_cakuDl3Y 

Tuchún-tuchún-tuchún-tuchún-tuchún…. Estoy tumbada en una sala aislada del mundo exterior. La sala estaría en completo silencio si no fuera por ese ruido constante de fondo. La primera idea que se me viene a la cabeza es que podría ser el sonido de una fotocopiadora. La descarto casi de inmediato. La razón es bien sencilla. Voy desnuda por completo. Tan solo llevo una bata de celulosa verde y unas braguitas del mismo material. Esto es todo lo que había en el diminuto cuarto que hay antes de la entrada de la sala.  Junto con un aviso: “quíteselo todo. Cuando esté listo, toque el timbre y vendremos a buscarle”.
Aun así, lo peor no es ni el tuchún-tuchún, ni el repugnante tacto de la celulosa en mi piel. Lo peor viene ahora. Lo sé porque la otra vez fue igual. En cuanto oiga cerrar la puerta de la sala he de quedarme inmóvil. Durante 20 minutos no podré mover ni un centímetro de mi cuerpo. Sobre todo de cintura para abajo. Algo del todo improbable porque unas cinchas inmovilizan mis piernas. El único recurso que me quedará será dejar pasar esos pensamientos inoportunos,  tratar de respirar con un ritmo regular, e imaginarme un sonido distinto https://www.youtube.com/watch?v=QG_cakuDl3Y
No será como  cada mañana y cada noche, cuando hago la meditación en casa porque, ahora mismo, todos mis esfuerzos se concentran en retener unos gruesos e inoportunos lagrimones que me inundan los ojos. Si uno solo de ellos, consigue deslizarse por mis mejillas el llanto será incontenible. Lo sé porque es el mismo miedo que he sentido durante los últimos meses. Por eso sé que el pánico se va a apoderar de mí como no consiga dejar pasar ese pensamiento que me provoca el miendo. Pero sí, si lo sé. El pensamiento se da en mí, yo lo veo, pero me cuesta no dejarme envolver porla sensación. No es sólo por los 20 minutos que me esperan o por lo que, dentro de 5 días, me dirá el cirujano mientras observa en una pantalla los resultados de la prueba de hoy. En realidad, a lo que le tengo miedo es a la bata de celulosa. Esa bata te convierte en otra persona. Te roba la rutina del día a día. Te convierte en paciente de un hospital. Es entonces cuando me viene de golpe lo que un monje budista le explicaba a una de las mujeres más poderosas del mundo. Sucedió en marzo del año pasado. Thich Nhat Hanh le contaba a Oprah Winfrey  https://www.youtube.com/watch?v=NsTp6tsIcPI que siempre supo que sería monje. Que dedicaría su vida a lo que él llama “la transformación” y que para ello tan solo hay que tener la mirada del principiante. A Oprah, las palabras de Thich Nhat Hanh le debieron llegar al alma (y al bolsillo) porque ahora anda dedicada en cuerpo y alma a dar conferencias de espiritualidad y autoayuda por todo EE.UU.
En la misma entrevista, el maestro budista también le explicaba a Oprah dos cosas preciosas que, por su sencillez, podrían pasar inadvertidas. Una de ellas se refería a la belleza. En concreto a lo que le sucedió al llegar a la Universidad de Princenton. Fue la primera vez que vió como, en otoño,  caen las hojas de lo árboles. Con un cierto sentido del humor, Thich Nhat Hanh también confiesa que este disfrute no vino solo. Vino acompañado del descubrimiento de las bondades de la calefacción. La segunda cosa sencilla tenía que ver con su hábito.  Oprah le pregunta si se sintió discriminado o aislado por vestir de manera diferente. La respuesta de Thich Nhat Hanh es sencillamente deliciosa. Thich Nhat Hanh le confiesa a Oprah que hay una razón muy poderosa por la que los monjes budistas llevan este hábito. Les recuerda quienes son. Esas sencillas túnicas de algodón de colores tierra les impiden alejarse de su objetivo vital. Les ayuda a comprender su sufrimiento y aliviarlo. Porque sin sufrimiento no hay felicidad, afirma Thay (maestro) https://www.youtube.com/watch?v=LkZDZjNFWG4
Es lo mismo que sucede cuando ingresamos en un hospital. Las batas de celulosa nos impiden olvidar porque estamos allí. Mientras pensaba en lo curioso de la confesión de Thich Nhat Hanh y esta extraña similitud entre el hábito de un monje y la bata del paciente de un hospital, la cara se me iluminó con una sonrisa inmensa. Esas batas de celulosa también nos recuerdan que puede ser que todo salga bien. Que esa es la razón por la que están en el hospital.  En esas andaban mis pensamientos cuando siento como el silencio me invade por completo. No es sólo que el tuchún-tuchún haya dejado de martillear. Por unos instantes, mi mente tan solo ha recordado la sonrisa pillina con la que Thich Nhat Hanh le confesaba todos es
tos descubrimientos a Oprah. Y justo entonces me avisan que ya está. Que me quite la bata, me ponga mi ropa y me vaya para casa. En lo que tarda un suspiro vuelvo a estar vestida. Al sentir el tacto de mi ropa en la piel recuerdo otro de los grandes secretos que explica Thich Nhat Hanh: vive el momento. 

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